martes, 18 de febrero de 2014

Soberanía

En 1808, el Reino de España lo ostentaba la dinastía  Borbón ( a ratos entre Carlos IV y su hijo Fernando VII ), había un gobierno, un ejército, clero y pueblo llano.

El Rey ( ambos ), el gobierno y el ejército, es decir, la España oficial, era aliada del Imperio Francés, del Emperador Napoleón Bonaparte. Ahí está el desastre de Trafalgar ( 1805 ) para acreditarlo. El clero estaba con el Rey y el pueblo estaba ojiplático sin saber quién reinaba, por qué un ejército francés campaba por España y desde cuándo los gabachos eran de fiar.








La guerra de independencia española no la declaró el rey de España, ni su gobierno, ni su ejército siquiera;  la declaró el pueblo, los españoles por primera vez conscientes de que eran los soberanos de España.








Eso sí, lo hicieron a la española, cada uno por su cuenta, con una ira cegadora y sin un plan. Y así salió la cosa:

Muerte al francés se llame, mameluco, Murat o Napoleón, sea un mercenario o el emperador del mundo, esté indefenso o tenga el mejor ejército de su época. A costa de masacres y represalias entre los propios, agotar los recursos de la nación, enfrascarse en una guerra civil, aliarse con la pérfida albión y prácticamente perder la España americana. Casi nada.

No hay Borbón, ni gobierno ( estatal, autonómico, local o extranjero ), ni ejército, ni nadie que nos pueda birlar la soberanía de España sin que los españoles hagamos algún comentario poco educativo y edificante, pero inequívoco, al respecto.